Por fin terminé de llorar . Estoy acostumbrada a equivocarme, pero esta vez había ido demasiado lejos, pero al fin y al cabo, soy así,
suelo cometer errores. Los que hundimos barcos luego volamos alto, o eso dice la canción... Esa misma tarde me prometí no volver a hacerme ilusiones,
pero caigo sin remedio, porque cuando ya no quedan esperanzas, ¿qué hay mejor que la ilusión?
No hay comentarios:
Publicar un comentario