sábado, 28 de enero de 2012


Dicen que callar es de cobardes. Yo no soy cobarde, pero tampoco soy valiente. Encuentro palabras si tengo que decirte que te amo, que te quedes, que me quieras o cualquier cosa que implique un latido de vida, por pequeño que sea. Callo cuando, después de mi arranque de valentía, me quedo muda y no me queda de otra que alcanzarte y encerrarte entre mis brazos, calcando sobre tu piel las alas de las mariposas que se han escapado de mi estómago. Creo que digo mucho más cuando me resguardo en un silencio que sólo tú entiendes
Tiene la virtud de hacerme sonreir con una palabra, de callarme con un beso hasta olvidar que el suelo está bajo mis pies. tiene la virtud de hacer que me estremezca cada vez que me mira, de que me pierda cuando me abraza. Y eso es lo que quiero, que me haga reir cuando tenga ganas de llorar, que me calle con un beso cuando proteste y le lleve la contraria, que me mire de mil maneras diferentes y todas lleven al mismo pensamiento, y que cada vez que me abraze consiga que me pierda en él, en su olor, perderme a su lado, guiarme por sus manos, y recordar sus besos cuando se va.Me lleva al fin de la locura, rozamos los límites de la pasión, alcanzamos las cuotas más altas de felicidad.

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